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Un paso, luego el otro

Un paso, luego el otro

           Por: Alexey Fajardo López  

Muchas veces por la urgencia de los tiempos actuales, otras, motivados por realidades casuísticas, las personas nos dejamos dominar por el estrés y acudimos a un trago como aparente tabla de salvación, sin saber que beber para lidiar con ese estado puede interferir en el trabajo, las relaciones, los asuntos económicos,... y ocasionar problemas mayores como el alcoholismo y las complicaciones que este trae a la salud.

Según el Máster en Ciencias Ernesto René Salcedo Rocha, director del Centro Provincial de Promoción y Educación para la Salud, "en Ciego de Ávila, el término estrés goza actualmente de gran popularidad, esto se expresa en el uso que se hace de él cuando se utiliza para referirse a las consecuencias de las circunstancias demandantes o malestar de la vida cotidiana, o la respuesta del individuo ante situaciones ambientales de gran intensidad (ciclones intensos, lluvias, período de extrema sequía y terremotos, etc.)".

Los cubanos hemos cultivado la errónea costumbre de asociar "el trago" hasta con el propio trabajo. Por ejemplo, algunos constructores, electricistas, pescadores, trabajadores forestales, y de las ramas de la agricultura o la industria, manifiestan que beber les ayuda a minimizar la fatiga de excesivos esfuerzos, les estimula y repone las energías perdidas.

Sin embargo, el hecho no pasa de ser una excusa, quizás aprendida o heredada, para buscar en el efecto euforizante inicial del alcohol un sustituto capaz de sobreponernos ante un exceso de actividad que no se compensa con el reposo adecuado y por el tiempo suficiente, que sería lo lógico, y que refleja una más de las prácticas desacertadas que el uso del alcohol ha condicionado.

Existen quienes se exponen a un elevado ritmo de actividad, acorde al empleo que realizan, y ante el cansancio y para no demostrar que las fuerzas fallan, acuden a las bebidas alcohólicas.

Resulta, también, una costumbre muy cubana, llegar al barrio y tomar en horario de la tarde, después de concluida la jornada laboral, para relacionarse con amistades o superar el cansancio, lo que a su vez crea una tendencia a la búsqueda artificial de la solución al estrés físico de cada día.

Hay quienes, abrumados por la gran cantidad de tareas que enfrentan, a veces extendiendo su actividad hasta avanzadas horas de la noche, entran en contacto con el alcohol porque como otro cualquiera desean relajarse en algún momento de su atareado día y lo hacen con la botella a mano, sobre todo los fines de semana.

Un estudio realizado por el Especialista de II Grado en Psiquiatría, presidente de la Filial de la Sociedad Cubana de Psiquiatría. profesor auxiliar y jefe de cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Ciencias Médicas en Pinar del Río, Tomás Rodríguez López, plantea que "todas estas situaciones, indudablemente fuentes de estrés, crean las premisas necesarias para que se produzcan las primeras experiencias de la vida social que con el andar del tiempo devienen habituación al alcohol.

"Y es el estrés que ellas provocan, el vibrador que quiebra la voluntad de acuerdo con factores biológicos relacionados a complejos mecanismos de absorción, metabolismo y degradación de etanol, que son propios de cada sujeto, y que responden de distinta manera y determinan la habituación sobre todo en los más vulnerables, por su estilo de enfrentamiento a las relaciones sociales, es decir, de naturaleza introvertida, que sienten una mayor necesidad de apoyarse en algo, o en alguien, y lo hacen en el alcohol."

Teniendo en cuenta que acudir a un trago para minimizar una situación estresante puede convertirse en el detonante que torna en desgracia la vida de la persona con dependencia del alcohol, y de su familia, y sin obviar la urgencia que representa vivir en tiempos de austeridad económica para el mundo entero, es que los psicólogos recomiendan dormir más de seis horas cada día para evitar el estrés, no trasnochar diariamente, controlar los impulsos y meditar antes de emitir respuestas muy duras a otras personas.

De igual modo, es oportuno organizar nuestra existencia, saber quiénes somos, qué hacemos y queremos de la vida; mantener una comunicación amable, basada en saber escuchar a los demás, pues nadie tiene la verdad absoluta; ceder en ocasiones, porque la vida es de entendimiento, no de oposición; quererse uno mismo, así aumentará la autoestima y seremos mejores personas.

Coinciden los especialistas en la necesidad de amar la vida y no reprochar a diario de ella; tomar descansos de 10 minutos en cada jornada para pensar en lo que se hace; mirarse al espejo y decirse frases alegres; ser amables, y evitar las discusiones y enfrentamientos.

Si se siente estresado, no busque refugio en el alcohol, no lo vea como el primer paso para solucionar conflicto alguno, ayudaría más un segundo camino: hablar con su doctor, quien puede remitirlo a un psiquiatra, psicólogo, u otro consejero calificado para obtener ayuda profesional. Pero no espere a sentir que las cosas están fuera de control. En ese momento, puede que ya no sepa que requiere ayuda.

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