De lo bello y lo amargo

Por Sayli Sosa Barceló
Testimonio de dos de los primeros avileños diagnosticados con SIDA
En la radio, la música de Polito Ibáñez los hacía llorar. Clarita y Evelio comparten, incluso, la sensibilidad a flor de piel. Con recato y confianza a la vez, accedieron a dejarme hurgar en sus recuerdos, como si se tratara de un exorcismo. El cantautor los provocaba: Puedo perder mi nombre en las fotografías/ Puedo decir que la culpa es mía,/ Pero me lavo lo extraño en lluvias secas,/ Y me invento detalles como siluetas./ Mis fantasmas no son voces displicentes,/ Son mis ojos declinando entre la gente,/ Que se enredan en la piel de la tristeza.
Solo entonces soltaron las amarras y emprendimos un viaje juntos.
"Sí, ha sido difícil aceptarlo, enfrentarlo, superarlo. Pero somos iguales ¿no? Esta es la vida de todos", dice ella, mientras él, con una media sonrisa sentencia: "Me preparé para la esperanza, porque esto realmente nunca se supera. Vives pensando en el mañana, en la esperanza."
Clarita y Evelio son una pareja enferma de SIDA. Fueron de las primeras personas diagnosticadas en Ciego de Ávila con esa enfermedad. Se conocieron luego de quedar infestados, cada uno con una historia diferente. "Era la década del ’80. Mi pareja regresaba de su misión en África. Luego, los resultados de los análisis de rutina confirmaron las sospechas.
Ambos estábamos infestados con el virus... Nos separamos y yo fui a La Habana para recibir tratamiento. Fue entonces que conocí a Evelio. Parecía que la vida no nos dejaría solos..."
Para que germines dentro de lo alentado./ Para que el domingo te pase enamorado./ Para que lo útil se te pose en esta hora,/ Para que te arranques lo violento sin demora,/ Para que tu suerte sea mi suerte en lo pequeño/ Para que en el fondo te descubras un consuelo,/ Yo estaré contigo...
"Yo tenía 19 o 20 años. Había regresado de cumplir misión en África y los exámenes dieron alterados. Me diagnosticaron infección con el virus VIH-SIDA. Sentí que el mundo se me venía encima", recuerda hoy Evelio, para quien los primeros momentos fueron demasiado difíciles. También para Clarita.
"Fue muy difícil, porque antes, cuando me diagnosticaron, decir SIDA era decir muerte, no se veía como una enfermedad larga. Me pasaba todo el tiempo pensando en lo poco que me quedaba de vida. ‘¿Qué puedo hacer?’, ‘¿cuánto viviré?’, ‘¿qué metas puedo alcanzar?’ En una situación como esa crees que todo se acaba, piensas en tu familia, en las personas, en el qué dirán de ti. En esa época el desconocimiento era muy grande, no es igual que ahora. Los primeros meses fueron tensos, duros. Realmente el que no lo ha vivido no puede saber qué es."
Y aunque no tenga un lugar/ Para el sofá,/ No seré una victima de nadie,/ No voy a llorar./ Y aunque no tenga un lugar/ Para encontrar,/ Vuelvo los ojos al cielo/ Para no pensar...
"Es muy doloroso no poder tener hijos propios. Soñar con eso toda la vida y no lograrlo... Pero me reconforto porque ese amor lo volqué en otras personas que adoro, que quiero mucho: mis sobrinas. Creo que en 20 años nunca he pensado tener un hijo y que esté enfermo. Es una responsabilidad demasiado grande."
"En otro país -asegura Evelio- tal vez no estuviéramos vivos, haciendo el cuento. Imagina que un tratamiento para un enfermo de SIDA, en el mundo, puede costar 10 000 o 12 000 dólares, y a nosotros el Estado nos lo da gratis.
Los medicamentos que tomamos no los pagamos. Si no fuera por la Revolución, no se qué pasaría, no me imagino la vida de nosotros."
Pintaré un destino de un algodón,/ No me vayas a pedir perdón,/ Qué cosas me quieres evitar,/ Yo también soy parte del azar...
"Yo creo que la juventud actúa muy a la ligera, no solo los jóvenes cubanos, sino los del mundo. Tienen que ser más profundos en sus relaciones, deben meditar en cada momento con qué persona van a mantener una relación, o cómo va a ser y, sobre todo, protegerse. Uno nunca piensa qué le puede suceder y el SIDA puede tocar a cualquier puerta..."
Sé del rostro de la lluvia en las aceras,/ Una gota de ilusión que se nos quema/ Buscando alguna luz en lo vivido,/ Entre lo bello y lo amargo/ Me he conocido./ Puedo perder en las fotografías,/ Puedo perderlo todo,/ Puedo perder los días.../ Pero no he perdido yo....
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