Paso a paso con la Cruz Roja

Por Moisés González Yero Foto: Nohema Díaz Muñoz
El suizo Henry Dunant detuvo el tiempo. Sus sentimientos —como antes los de otros— marcaron a la humanidad para la historia.
Se cuenta que todo comenzó cuando en unos de sus viajes de negocios fue testigo de escenas muy conmovedoras: Casi al anochecer del 24 de junio de 1859 y como consecuencia de una batalla, yacían muy cerca de Solferino (norte de Italia) unos 40 000 hombres muertos o heridos abandonados a su suerte.
Hizo lo que pudo. Ayudado por la gente de los pueblos cercanos, convenció a la población para atender a los heridos, sin fijarse en qué bando del conflicto estaban. Cuatro años después surgía el Comité Internacional de la Cruz Roja, una institución neutral con fines humanitarios.
Cuba fundó en 1909 su Sociedad Nacional, la que con el triunfo revolucionario recibió una nueva hornada con elevado espíritu renovador.
"Como a lo largo de estos 50 años, aquellos primeros momentos fueron de apoyo a la Salud Pública. Había muchas enfermedades: de transmisión sexual, tuberculosis, poliomelitis...," rememora la avileña Bertha Juliana Mola Torres.
"No solo en la ciudad. Íbamos a los poblados y a los campos a hacer de todo. ¡Cuántas y cuántas campañas de vacunación! También en el policlínico de Venezuela estuve un tiempo impartiendo clases prácticas.
"A mí siempre me ha gustado más curar que inyectar. Sé hacer cualquier tipo de vendaje, por muy complicada que sea la lesión."
—Vienen a su memoria, sin orden cronológico, uno y otro eventos vividos como integrante de una brigada de voluntarios de la Cruz Roja, del municipio de Ciego de Ávila, ¿Qué momentos le resultan inolvidables?
—Ya mi mente no está tan clara como antes, tengo 78 años de edad, pero me parece que fueron ayer los días en que apoyamos en el Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola a los heridos del accidente del tren (ocurrido en febrero de 1997 en el caserío de Caguazal).
"Uno no borra aquellas imágenes. Casi todos jóvenes, manchados de sangre y asustados."
—Sigue hurgando en el recuerdo: "Cuando el ciclón Flora trabajé en la evacuación del poblado de Júcaro. Había que traer a la población para Ciego de Ávila y, cuando aquello, la gente no tenía el conocimiento de hoy.
—¿Cómo combinar por tanto tiempo su trabajo con la labor voluntaria de la Cruz Roja?
—No tuve trabas en los centros de trabajo. Siempre conté con el entendimiento de quienes me dirigieron y eso que desempeñé labores de gran responsabilidad.
Bertha Juliana fue cocinera fundadora del Motel del Partido en la provincia avileña y después, por más de 20 años, en la Casa de protocolo del Ministerio del Interior.
"Tuve el honor de elaborar la comida para Fidel y los visitantes que vinieron a Ciego de Ávila durante el acto nacional por el 26 de julio de 1980. Muchísimas veces atendí a los principales dirigentes de la Revolución."
Hoy se encuentra jubilada en su casa de la calle Joaquín de Agüero, del reparto Vista Alegre, en la capital avileña; pero preparada para responder al llamado de la Cruz Roja.
Mientras, se lamenta del resfriado que le imposibilitó su participación en las celebraciones, este 8 de mayo, por el cumpleaños de Henry Dunant y Día Mundial de la organización humanitaria que él fundó.
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