El desarrollo de la sexualidad en las mujeres

Por Dr. Ramón Rivero Pino
En relación con las etapas de desarrollo sexual en la mujer, la infancia es una de auto exploración, de descubrimiento de su cuerpo e identidad. Se depende mucho de los otros, en ellas es típico que sea la mamá la que asuma en los primeros años la mayor responsabilidad.
En dependencia de los valores que se transmitan respecto a los genitales y al género, así la niña crecerá en condiciones liberadoras respecto a su sexualidad.
Muchas veces escuchamos: las niñas no se sientan con las piernas abiertas, las niñas son delicadas, no juegan con varones, no gritan ni están en la calle, las niñas no tienen novios.
Se está moldeando una forma de conducirse y de interactuar con los demás y de asumir su propio cuerpo, la aceptación de su sexo, su físico y la manera de manifestarlo van precisándose en la medida que avanza la edad. Se va captando como se expresan los hombres y las mujeres en general.
La adolescencia se caracteriza por la aparición de la menstruación, se convierte en una etapa que requiere especial atención, pues dada a sus características los riesgos son mayores: embarazo, enfermedades de transmisión sexual, sentimientos de minusvalía, complejos de superioridad, preocupaciones relacionadas con la orientación sexual, etc.
Ocurre que la mayoría de los adultos tratan estos cambios como problemas, y empiezan las prohibiciones, por ejemplo, la menstruación que es algo natural y que muestra la maduración biológica y orgánica, a las niñas se les presenta como algo malo, sucio, que trae problemas, que limita su relación con los varones, tejiéndose múltiples interrogantes, preocupaciones, creencias y opiniones que inquietan y ocupan con frecuencia la mente de las muchachas y se generan conflictos entre parejas y en la familia. A la adolescente se le empieza a dar obligaciones en el hogar relacionadas con los roles que posteriormente tiene que asumir.
Un tratamiento adecuado de la feminidad en esta etapa, es muy importante para su crecimiento personal y social.
En la adultez afloran todas las distorsiones aprehendidas en etapas anteriores, la mujer en muchas ocasiones no habla con su pareja lo que le gusta o le disgusta de la relación sexual, por temor a ser ella la del problema, herir la virilidad de él o pensar que esa situación es "normal". Cuando el hombre pide una respuesta sexual trata siempre de complacerlo, aunque no lo desee, ni se sienta satisfecha en ella. Cuando la mujer toma la iniciativa en las caricias sexuales, ocurre un rechazo casi abierto del hombre, este se lo cuestiona, aunque no lo dice. Por tanto ella se siente reprimida, subordinada, dependiente en esa relación.
Es por ello que buscar mecanismos que eleven la autoestima, el autoconcepto, el autorreconocimiento favorecerá la actitud ante la vida y con ello hacia la sexualidad.
Muchas de las mujeres, consideran que ser mujer es una tarea difícil, que nunca se acaban los problemas o "dolores de cabeza", que en ocasiones no se puede hacer lo que se quiere porque median otros quehaceres o responsabilidades, que pocas veces se recibe "ayuda" de los demás, que tampoco hay reconocimiento hacia ellas.
Tratando de hallar una explicación a este fenómeno, se descarga toda la culpa sobre la figura masculina que aparentemente es la causante de todos los conflictos y frustraciones de las mujeres. Se escuchan con frecuencia expresiones como "no saben si se emanciparon o se embarcaron", para referirse a la idea de que las mujeres con la emancipación social antes estaban en el espacio doméstico y ahora, además de la casa, también están en el trabajo, siendo dos los empleos. Las expropiaciones sufridas por las mujeres se traducen en un alto costo emocional, social y personal, de ahí que, conocerlas, cuestionarlas y transformarlas es esencial para la intervención del trabajo social comunitario.
Hay evidencias en nuestra sociedad de cierta resistencia al cambio en las mujeres que a pesar de los constantes malestares sienten que les cuesta tanto como a los hombres ceder espacios para compartir responsabilidades en el hogar, y en la crianza de los hijos.
Ya estoy en espera de sus comentarios.
0 comentarios