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La acción sociopolítica sobre los roles de padres y madres

La acción sociopolítica sobre los roles de padres y madres

Por Dr. Ramón Rivero Pino

En el caso de las familias cubanas, donde, además, ha quedado demostrado no estar suficientemente definido para los padres el contenido de sus funciones —lo que de hecho genera dificultades en el funcionamiento familiar y obstaculiza la transmisión de los encargos sociales por parte de esta importante institución—, resulta de vital importancia el planteamiento de políticas que potencien la eficacia de este medio, pues para el desarrollo del proyecto revolucionario es necesario el trazado de políticas que potencien el papel de la familia como reproductoras de relaciones políticas y de ideología.

En nuestro país se dan otros factores sociales de expansión de representaciones sociales de la paternidad-maternidad, cuyos efectos se distancian de los fines ideológicamente planteados.

Por ejemplo, la existencia de algunas disposiciones legales que contribuyen a reafirmar el protagonismo de la mujer en todo lo que atañe a los hijos, y unido a ello, la práctica profesional de juristas en casos tales como el divorcio, que lejos de contribuir, inciden de forma negativa en la posterior comunicación familiar; las maneras diferentes de celebrar el Día de las Madres y de los Padres; el tratamiento que dan a la figura paterna en la televisión, la radio, el cine, la literatura y el arte en general, que favorecen la persistencia de modelos inadecuados de familia, el desarrollo de las investigaciones que hasta hace poco apologizaban la relación madre-hijo y los mitos y creencias populares compartidos al respecto.

Estos elementos reafirman que pese al conjunto de políticas sociales adoptado por la Revolución cubana, con el objetivo de elevar el bienestar general de la población, incluida la familia, y de los programas puestos en práctica —dentro de los cuales se hallan el general de salud, el de educación sexual, el de educación familiar, el de orientación de la mujer y la familia, el de promoción cultural en las comunidades, los de divulgación a través de los medios de difusión y Para la vida—; ellos no han logrado modificar totalmente las representaciones que contienen prototipos tradicionales de familia.

Tal situación indica que la potencialidad que ofrece la familia en tanto grupo-institución y lugar por excelencia de reproducción de los sujetos ideológicos deseados no ha sido suficientemente explotada, por lo que se plantea como necesidad el fomento de políticas con fundamento científico encaminadas a la estimulación y desarrollo del cumplimiento de las funciones familiares y en particular las de padres y madres. Ello a su vez implica apropiarse de un enfoque correcto de género y salud familiar que promueva el encuentro y no el desencuentro de los géneros. (Rivero, Pino: 1998)

Esto se vincula, además de a los elementos de carácter económico-material ya señalados, con los efectos de políticas predominantes en nuestro país, las cuales proyectaron durante varios años una imagen en cierta medida distorsionada del lugar y el papel de las familias en la sociedad y que se expresa actualmente en la inexistencia a nivel de muchas familias de proyectos de vida común que potencien el logro colectivo de sus aspiraciones.

Tal situación tiene una gran trascendencia social. La familia, en tanto elemento clave de intermediación entre la estructura social y la individual, lugar por excelencia de génesis y transformación de la personalidad y de concreción y reproducción de los sujetos ideológicamente deseados, desempeña un papel de gran valor en los procesos socializadores, y en consecuencia en la viabilidad de proyectos sociales como el cubano, que declaran como su fin mediato más importante la formación de un hombre nuevo.

La no construcción de metas, de objetivos y propósitos colectivos a nivel de familia puede ser un obstáculo en el alcance de los fines ideológicamente planteados (Rivero, Pino: 1998)

Para un proyecto revolucionario como el cubano, máxime en período de crisis, como el que se encuentra y en el cual la familia se revela por naturaleza como agente amortiguador, es imprescindible llevar a cabo acciones tendentes a la potenciación de las funciones familiares, en especial aquellas de carácter teleológico.

Estas acciones, para que logren ejercer un impacto efectivo, deben dejar de estar enmarcadas como hasta hoy solo en políticas sectoriales y comenzar a integrarse y orientarse hacia la familia como unidad, como grupo objetivo de dichas políticas, lo que permitirá una evaluación real de las mismas sobre la estructura, funcionamiento y calidad de la vida familiar.

Prestar la debida atención a estos aspectos por parte de la sociedad cubana reviste gran importancia, pues ellas trascienden de forma profunda en el funcionamiento de la familia y consecuentemente en la salud de las nuevas generaciones.

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