Un hombre de luz

Por Ileana Sifonte León Foto: Nohema Díaz
"Mira toca aquí, este pasador me lo puso Raunel, decía mi papá con orgullo y despreocupación, mientras mostraba su brazo. Tenía la certeza de que no corría ningún peligro al haber sido operado por el reconocido ortopédico. Sentía que podía realizar cualquier labor, incluso continuar con el manejo de los animales y el corte de caña.
"Lo curioso es que como él pensaban muchos ya en aquella época, cuando dicho médico apenas tenía unos años de experiencia. Una intervención quirúrgica hecha por él constituía una garantía. Era como poner punto final a la afección y hasta olvidar el asunto."
El comentario hecho por mi colega Katia Siberia llegó para reavivar mi interés por entrevistar al doctor Antonio Raunel Hernández Rodríguez, un guajiro florenciano que desafió el fatalismo geográfico, para convertirse en el jefe de los servicios de Ortopedia y Traumatología de la provincia de Ciego de Ávila.
Su quehacer y los progresos de la disciplina médica en el territorio movían mi curiosidad, sin pasar por alto la intensión de revelar la humildad, el talento y la profesionalidad que habitan en este hombre, que hace de cada minuto de su vida el momento oportuno para involucrarse en nuevos desafíos, investigar y crear, aunque casi nunca quede tiempo para compartir con Raisa las tareas del hogar.
La vorágine cotidiana apenas me permitió comunicarle mi intensión. Me explica que "hoy apenas he tenido tiempo para probar un bocado cerca de las 4:00 de la tarde. La jornada estuvo muy apretada."
Pacientes tras su captura. Médicos del equipo de guardia solicitando una aclaración ante una patología determinada y alguna que otra llamada de enfermos para hacerle una especie de consulta telefónica, mas no desistí de entrevistarlo.
Para todos hubo un momento en su apretado día y creo que la espera valió la pena. Y me permito parafrasear al reconocido psicólogo Manuel Calviño, porque bastaron un par de interrogantes para detonar aquella bomba de palabras que evidenciaba un verbo cargado de sabiduría y sagacidad. Las horas se convertían en minutos. El tiempo comenzó a ser una presa difícil y la entrevista le costó a mi esposo y a mis niños una comida del día anterior recalentada.
De pronto me sentí como si recorriera algún trillo de la comunidad de Guadalupe y, próxima a una vega de tabaco, encontrara una humilde morada. En ella una familia campesina de pocos integrantes para la época.
Su narración me permitió descubrir allí a sus progenitores Aida y Ernesto, quienes procuraban criar a sus dos vástagos bajo los preceptos de la honradez.
"Pienso que de mi madre heredé la constancia, la voluntad por hacer y la vocación de servicio, y de mi padre la avidez por la información, por los nuevos conocimientos y eso es también lo que quiero dejarles como legado a mis hijos Romy y Raunelito, pues decidieron adentrarse en el mundo de la Medicina.
"Me satisface mucho que hayan escogido esta profesión, que en Cuba no es lucrativa y en cambio lleva implícito mucho sacrificio, lo cual no quiere decir que no sea recompensada, porque el agradecimiento de un paciente que recupera sus capacidades es el mejor estímulo para un médico."
Quizás este también sea el aliciente para realizar importantes aportes a la economía del país entre los cuales figuran soluciones como la recuperación de instrumental quirúrgico, el proyecto de Guías de práctica clínica para la fractura de cadera, al tiempo que se realiza el pesquisaje para la detección de deformidades y afecciones ortopédicas.
"Las personas me ven como alguien serio, tal vez inaccesible, pero lo cierto es que soy un jaranero y eso lo comprueban desde que intercambiamos algunas palabras o me ven conversando con alguno de mis compañeros de trabajo..."
Para este líder natural, que se declara un soñador que no descansa hasta ver sus sueños materializados, el éxito de cada profesional igualmente depende de las gestiones que este sea capaz de hacer con el fin de realizar sus proyectos.
Por eso supuse que el Ortocentro del Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola pudo haber estado entre esas fantasías suyas que, ahora, se hacen realidad para bien de los pobladores de Ciego de Ávila y de otras regiones del país.
"Con este local podremos continuar ampliando la cobertura quirúrgica, a partir del empleo de técnicas de avanzada, pues contamos con todo el instrumental necesario para realizar la artroscopia diagnóstica quirúrgica, la cirugía de mínimo acceso de los pies, de las prótesis de cadera y de rodilla, la osteotomía de la rodilla, y la cirugía de la propia traumatología.
"Aquí pretendemos contribuir a la formación de especialistas de otras provincias e, incluso, de algún país en desarrollo que lo solicite, además de continuar recibiendo a amigos de otras nacionalidades que favorecen nuestra capacitación."
Al referirse a la institución asistencial asegura que, "aunque he participado en operaciones en otros hospitales cubanos y del mundo siento que mi lugar está aquí. Pienso que le he dedicado todos mis empeños profesionales y lo considero parte de mi vida, mejor dicho, me siento parte de él."
Por su dedicación y talento fue seleccionado para cursar entrenamientos sobre novedosos procederes quirúrgicos en Italia, España, y Suiza, los cuales le han permitido introducir nuevas técnicas para el diagnóstico y tratamiento de lesiones y enfermedades.
"Todo lo que he logrado aprender se lo he trasmitido a mis colegas y alumnos, porque la preparación del relevo es esencial. Por eso pongo todo mi empeño en la realización de los talleres de artroscopia y de cuanto espacio exista para contribuir a una buena formación de los continuadores de esta misión."
No por casualidad es Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Ortopedia desde 2005, pertenece a la Junta Directiva Nacional desde 2008 y fue seleccionado como delegado a la Asamblea Provincial del Poder Popular en el IX Período de Mandato, de 2003-2008, y Diputado a la Asamblea Nacional por el municipio de Morón hasta el año 2013, además de ser elegido en el reciente proceso eleccionario como delegado de su circunscripción.
Pero no deslizaré mis dedos por el teclado para dejar plasmado sus tantos logros, premios o reconocimientos durante estas tres décadas de labor, solo pretendo reflejar la entrega de este erudito fiel, para lo cual basta con visitar la sala de Ortopedia y ver su organización, sentir el buen trato que se ofrece allí, y la profesionalidad con que se atiende a los enfermos.
O quizás llegar a la consulta de especialidades y verlo como organiza a sus pacientes, dejando una enseñanza en cada uno de sus actos, y atendiendo a quienes confían en la práctica médica y la experiencia de este hombre de luz.
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